Artificios lingüísticos:
Estos, aunque no por literarios, han de ser raros o chocantes. el escritor los debe usar con el fin de producir extrañeza, pero ha de usar los artificios adecuados.
En la lengua ordinaria usamos el asíndeton, la adjetivación ornamental, las series binarias de palabras, metáforas, metonimias, etc.
Función poética:
Cuando el lenguaje se usa para producir belleza, actúa en él la función poética. Lo más importante no es que se escribe sino como se escribe.
La función poéttica tambien se usa mucho en el lenguaje coloquial. Cualquier persona al construir su mensaje escoje de manera consciente o inconsciente las palabras, las inflexiones de la voz o los tipos de oraciones para conseguir una transmisión más eficaz de aquello que se pretende comunicar.
El texto literario como acto de comunicación:
Un texto literario funciona como acto de comunicación cuando posee las siguientes características:
• Es resultado de una creación que el autor destina a que perdure y se conserve exactamente con la misma forma original.
• La comunicación que la obra literaria establece con el lector y el oyente es unilateral, porque el mensaje no puede recibir respuesta inmediata del receptor.
• La obra no se dirige a un destinatario en específico, sino a receptores desconocidos, actuales o futuros (receptor universal).
• El lector u oyente establece relación directa sólo con el mensaje, con su obra. Y ello, cuando él lo desea. De esa manera, la iniciativa del contacto comunicativo corresponde al receptor.
• La comunicación literaria es desinteresada, no tiene una finalidad práctica inmediata. Por el contrario, posee una naturaleza estética, es decir, pretende producir las reacciones que en el ánimo suscita lo bello.
Muchos escritos de carácter periodístico o científico pueden ser considerados como verdaderas obras literarias.
La extensión de un texto literario no es un rasgo distintivo, puesto que es muy variable, desde un par de versos hasta cientos y millares de páginas. El texto literario posee unas características peculiares pero, a la vez, difíciles de aislar.
Caracter desinteresado:
Es desinteresado en cuanto a la comunicación en sí misma, no por lo que se refiere al pago o remuneración que el autor pueda obtener a cambio de lo escrito.
Polisemia:
El texto literario se presta a múltiples interpretaciones o lecturas, a tantas como lectores y oyentes. Esto no perturba la comunicación; por el contrario, muchos lectores que muestran entusiasmo por una obra literaria no la entienden, o la comprenden de un modo deficiente y superficial. Esto no puede ocurrir en los mensajes ordinarios o en otros mensajes de finalidad práctica, pues daría lugar a errores que podrían ser muy graves.
Recursos literarios:
Uno de los recursos que de forma más general caracterizan al lenguaje literario es el uso de una adjetivación especial, el uso de epítetos. Estos son adjetivos ornamentales, no estrictamente necesarios para la comprensión de un mensaje.
La repetición produce efectos rítmicos tanto en verso como en prosa. Puede conferir brillo a cualquier tipo de prosa, aunque el abuso de las construcciones rítmicas entraña el riesgo de caer en la excesiva musicalidad o en el sonsonete.
• Figuras fónicas: La principal es la aliteración o repetición de uno o varios fonemas, con una frecuencia perceptible. Cuando la aliteración persigue una finalidad imitativa de sonidos o ruidos de la naturaleza, se denomina onomatopeya. La aliteración perjudica a la prosa no literaria, y puede producir cacofonías y sonsonetes.
• Figuras sintácticas: Son artificios de la construcción gramatical, y muchos de ellos se producen por paralelismo. Son más abundantes en el verso, pero no están ausentes en la prosa literaria. Dos de las más frecuentes son el hipérbaton y la anáfora.
• Figuras de palabra: Los tropos. Llamamos tropos a aquellas figuras retóricas que cambian el significado de la palabra.
1. Símil o comparación: No se trata, hablando con propiedad, de un tropo, pero es un concepto muy próximo. En todo símil hay un término real (A) y un término imaginario (B). Además, de un modo u otro, al comparar marcamos gramaticalmente el hecho de que estamos comparando (A es como B, A semeja B, A me parece B, etc.).
2. La metáfora: La metáfora es el tropo por el cual se aplica el nombre de un objeto a otro objeto con el cual se observa alguna analogía, suprimiendo cualquier rastro gramatical de comparación.
1. Hipérbole: En ella la expresión no corresponde al pensamiento. Se trata de una exageración, de una afirmación por exceso: Una mujer tan delgada, / que en la vaina de una espada / se trajo a la sepultura.
2. Litotes o litótesis: Con ella se atenúa lo que se quiere decir, bien para no molestar al interlocutor, bien para dar más relieve al contenido: no está mal (por está bien).
3. Personificación: Es la atribución de cualidades humanas a los animales y a las cosas: el viento susurra una canción monótona.
4. Ironía: Consiste en decir lo contrario de lo que se piensa: por ahí va Brad Pitt, (señalando a un tipo feísimo).
5. Antitesis: Una palabra se pone en relación, más o menos sorprendente, con otra contraria: Era sólo sombra de su pasado esplendor.
6. Paradoja: Es una contradicción aparente: al avaro, las riquezas lo hacen más pobre.
Formas de elocución literaria:
Los textos literarios son una combinación de las tres formas de elocución clásicas: narración, descripción, y diálogo.
• Narración: La narración es una de las formas de elocución más antiguas y de mayor tradición literaria. Es la base del cuento, de la novela, de la leyenda, del poema épico y otros géneros y subgéneros literarios; pero también lo es de buena parte de nuestra comunicación con los demás.
• Descripción:
Describir es dibujar con palabras. La descripción es la representación de personas o cosas por medio de la lengua, refiriendo o explicando sus distintas partes, cualidades o circunstancias.
En toda descripción interesan las cosas y sus propiedades o características, no las acciones.
• Diálogo: El diálogo, el medio de comunicación humana más utilizado en la lengua oral, también aparece con frecuencia en la lengua escrita, por ejemplo en formas narrativas como la novela o el cuento, en formas expositivas e, incluso, en poesía.






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